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Antes de quedar embarazada yo no sólo enseñaba yoga y pilates, sino que además y no contenta con dar mis clases, me encantaba hacer otras rutinas de ejercicio por las noches.
Pero todas sabemos que la agenda de una mamá está siempre copada y ahora sacar tiempo para hacer alguna actividad física a veces parece imposible. Doy mis clases, pero cuando llega la noche me enfrento a un dilema ¿hacer ejercicio o dormir? ¿hacer ejercicio o descansar en el sofá con las piernas hacia arriba navegando en internet?
Acá les dejo consejos que a mi me han funcionado y que comparto siempre con mis alumnas en mis clases para seguir con la actividad física después de la maternidad a pesar del cansancio, las tareas pendientes y las ganas de simplemente hacer algo que ahora parece un lujo: NO HACER NADA.
1. Continuidad vs. intensidad. Es mejor hacer 10 minutos o 20 minutos al día que 2 horas cada domingo. Claro, lo ideal sería hacer 1 hora al día, pero si no tenemos ese tiempo propongámonos 10 minutos al día. Que se pueden convertir en 20, 30 y hasta 60 dependiendo del día. Pero no esperemos a tener todos los días 1 hora y media disponible porque sino no empezaremos NUNCA. El cuerpo es agradecido y esos 10 minutos nos van a ir creando el hábito, que es lo más importante.
2. Ser realista. Escoger la opción que, de verdad, se acomode más a nuestra rutina real y a nuestra personalidad. Nos inscribimos en el estudio de yoga del que todas hablan o en el gimnasio mejor dotado de la ciudad y después nos damos cuenta de que sólo el desplazamiento para llegar hasta allá nos complica la existencia y terminamos por abandonar. Antes de decidir si vamos a iniciar una rutina en un estudio o centro especial o en la casa hay que considerar dos factores: DESPLAZAMIENTO Y TIEMPO y hay que organizarse al respecto. De pronto arrancamos con las ganas de ir todos los días, pero nos damos cuenta de que es factible sólo ir 2 veces. Bueno, pues eso es mejor que nada y podemos complementar con rutinas en la casa. O definitivamente podemos ver que nuestra mejor opción es hacer ejercicio en la casa con videos o tutoriales de youtube.
3.Integrar a los niños en nuestra rutina. Esto puede ser más fácil cuando todavía no gatean o caminan, pero cuando son mas grandes no es imposible. Incluirlos en los ejercicios o darles algo para que se distraigan y jueguen mientras hacemos ejercicio funciona muy bien. Acá también hay que se realistas, puede que no terminemos la rutina o que la hagamos con interrupciones continuas, pero eso es mejor que nada.
4.Cero sentimiento de culpa. Si un día no pudimos hacer nuestra rutina y al otro día tampoco, no hay que desmotivarse y dejar todo tirado. Recomenzar apenas se pueda sin darse palo. No pensar en lo que dejamos de hacer sino en lo que estamos haciendo ahora.
5. Ejercicio=relax. Cambiar un poco el chip de pensar en la actividad física como esfuerzo o sacrificio y verla más bien como ese tiempito que nos dedicamos a nosotras mismas no sólo para estar en forma, sino también para liberar el estrés del día y despejar la mente. Para esto es clave escoger una actividad física que nos guste.
Bueno y les dejo un video de cómo son mis rutinas ahora: cortas, muy cortas y llenas de interrupciones. Comparto mi mat de yoga con la oveja de Doctora Juguetes o con una Pepa Pig de plástico. Y ¿saben qué? eso me hace muy FELIZ.
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