Chao 2016… Bienvenido 2017

Mucho gusto 2017

En 2016 cumplí 20 años de estar usando internet y de tener un correo electrónico. En 2016 me di cuenta de que era muy joven para seguir usando un celular flecha (el cual cambié por uno de última generación) pero muy vieja para snapchat.

En 2016 cumplí 6 años viviendo de nuevo en Colombia, 4 años pagando pensión y 2 usando crema antiarrugas.

En 2016 fui a mi primera presentación navideña en el rol de mamá y me sorprendí a mí misma grabando con una tableta un espectáculo descoordinado que me hizo llorar de emoción.

En 2016, entre otras cosas:

Dejé de dar teta y me sentí al mismo tiempo nostálgica y liberada.
Recordé el papel decisivo de la casualidad en las gratas sorpresas de la vida cuando descubrí a un escritor maravilloso en la biblioteca de un amigo por puro azar.
Rayé el carro y acepté con humildad que a pesar de la experiencia soy todavía ñuca para parquear.
Pinté una cajonera con la técnica de decoupage siguiendo un tutorial de YouTube y agradecí a toda la gente que comparte lo que sabe en red.
Estuve en urgencias y me arrepentí por haber comido porquerías en la calle y cuando tuve la aguja del suero en mi brazo, me prometí nunca jamás volverlo a hacer. Una semana después me vi comiendo de nuevo en otro chuzo callejero de dudosa reputación.
Al final de año me desaté ens una coreografía que aprendí en dos clases de baile. Mi ego se alcanzó a inflar hasta que me reproché por qué no bailé más durante el año.

En 2016 se murieron Prince, la princesa Leia de la Guerra de las Galaxias (el nombre de Carrie Fisher no me dice nada) David Bowie, Juan Gabriel y George Michael. Se fueron todos el mismo año, como en un complot para recordarme que mi niñez queda ahora muy lejos, por allá en un sitio donde ellos siguen siendo jóvenes, inmortales y yo canto sus canciones con un cepillo de pelo en la mano.

Adiós y gracias 2016. Bienvenido 2017, que la fuerza te acompañe.

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