¿Ir a una clase de yoga es imposible desde que eres mamá? ¡pues lleva a tu bebé!

Yoga madre e hijo

¿Cómo es mi casa desde que soy mamá? un despelote total. He entendido perfectamente ese concepto científico de la entropía, esa  teoría que dice que los sistemas tienden a buscar su estado más estable que tiende a ser el más caótico. Palabras más palabras menos: todo tiende al desorden… Pues así es  mi casa, un desorden feliz.

El domingo pasado estuve dictando una clase de yoga mamá y bebé en Yoga Viva. para niños que ya gatearan o caminaran  Llevé a mi hija de 2 años y medio para que me ayudara a mostrar algunos ejercicios y además quería que viera dónde doy las clases, cómo las doy.

Yoga madre y bebé
Al inicio de la clase de yoga con nuestros hijos.

Puntuales fueron llegando mamás y bebés. A diferencia de las clases tradicionales de yoga que dicto, aquí no hubo momentos de silencio, o posturas sostenidas por largo tiempo. Las clases con los niños son como la vida con ellos, como nuestras casas, como los espacios debajo de nuestros sofás: llenos de sorpresas, nada puede ser demasiado planeado o estructurado y justamente eso es lo mejor.

En medio de música, juguetes regados, uno que otro llanto y carcajadas, hicimos secuencias de yoga sencillas, pero reparadoras. Porque para una mamá que tantas veces siente la espalda a pedazos, un saludo al sol puede dar tanto alivio como ese masaje relajante que seguramente hace mucho no recibe.

Al final de la clase y cuando estaba por irme, una mamá corrió hacia mí  y con el bebé cargado en un brazo y el mat, la cobija y  el juguete en el otro, me preguntó con cara de ilusión:

-¿Cuándo es la próxima clase?

Esa es mi mayor satisfacción. Saber que este es un espacio tan esperado por muchas mamás. Tener la certeza de que para muchas de nosotras si no es por clases como éstas, sería  imposible  hacer yoga, por mil motivos: porque entre semana es difícil sacar el tiempo o el fin de semana es complicado buscar con quien dejar al niño para ir a las clases de yoga normales.

Así que me doy por bien servida, feliz de tener este  espacio tan importante, este momento  en que no haremos las acrobacias del Circo del Sol, pues seguramente pasaremos buena parte de la clase limpiando mocos o consolando un berrinche, pero esos instantes en que logramos respirar profundo, estirar  músculos que viven contraídos, soltar y relajar, valen oro para una mamá 😉

Casi al final de la clase
Apertura de cadera en Yoga mamá y bebé

 

 

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