Como dice la propaganda: porque tú lo vales

Yoguiando

El miércoles 7 de marzo me llaman de una organización gubernamental caracterizada porque el presupuesto que manejan no es propiamente austero.

-¿Camila? ¿hablo con la profesora de yoga Camila?

-No, está equivocada.

-Ah no, perdón, ¿Vanessa?

-Sí.

-Es que te llamamos de X para saber si podías darnos mañana una clase especial de yoga para las mujeres de la oficina.

-¿Y a qué hora sería?

-Sería en horas de la mañana… Y sería completamente gratis… o sea, es un homenaje que le harías a las mujeres de parte tuya que eres mujer… Y pues para que te conozcan…

– …

-¿Vanessa?

-No, mañana no puedo. –y colgué.

Quedé tan aterrada de la propuesta que no se me ocurrió nada diferente a la hora de responder. Pero como siempre pasa en esos casos, apenas colgué, llegaron a mi mente una cantidad de respuestas que pude decirle a la señora. Afortunadamente tengo este blog y me puedo desahogar aquí.

Primero: si me llamas y tienes mi número, no necesito “que me conozcan”. Si no me conocieran no me estarías llamando. Pero eso sí, antes de aventarme una propuesta de esas, al menos apréndete bien mi nombre, para que la pregunta suene más bonita, ¿no?

Segundo: A ver, mujeres… mujeres trabajadoras, mujeres no trabajadoras, mujeres amas de casa, y no amas de nada… empecemos por valorar el trabajo de otras mujeres. Que de un ente gubernamental de ese pelambre y con ese presupuesto llamen a una mujer para explotar su trabajo el día de la mujer… no es chévere. ¿Quieren una clase de yoga para quedar divinamente con sus empleadas?  pues provechen el 8 de marzo para homenajear a las mujeres de su empresa y de paso a las demás mujeres honrando su trabajo y pagándoles lo que se merecen. O qué tal que yo llamara al director de esta organización a decirle: por qué no me da una conferencia gratis sobre comercio internacional… para que lo conozcan… y para homenajear a otros hombres que quieren aprender del tema.

No. El yoga es un regalo y claro que he dado clases gratis, en fundaciones de niños de bajos recursos, a madres gestantes, a amigas que quiero. He homenajeado la energía creativa de muchas mujeres compartiendo ese don que es para mí el yoga.  ¿Pero dar una clase de yoga gratis el día de la mujer para que la empresa “X” gane puntos a costa de no pagarme ni el taxi? No, gracias.

¿Por qué, teniendo amplias posibilidades de pagar una clase, no están dispuestos a pagar?, ¿porque es yoga?, ¿porque soy profesora y no profesor? ¿porque estaban improvisando y los cogió la noche sin haber preparado nada para las mujeres de su empresa y quieren, a última hora, quedar bien a costa de otros y además hacer moñona, sin siquiera meterse las manos al bolsillo?

No sé la respuesta y no culpo a la persona que me llamó, seguramente solo cumplía órdenes y eso también es parte de lo que hace para ganarse el pan, ¿pero por qué a costa de mi pan?

Y como dice la sabia filosofía urbana de los vendedores en los buses:  a uno una moneda ni lo enriquece ni lo empobrece. Claro, a mí una clase de yoga que dicte de más o de menos no me enriquece ni me empobrece. Pero no me parece honesto proponerme que la dicte sin cobrar un peso, cuando sé que tienen cómo pagarla.

Mujeres, valoremos lo que significa el trabajo de otras. Démosle su justo mérito para que nuestras hijas el día de mañana puedan realizarse haciendo lo que les guste, sean artistas de circo, profesoras, ingenieras, o lo que quieran, escogiendo el camino que su corazón les indique. Que se sientan merecedoras de ganar una compensación económica por su trabajo, su talento. Y no pensemos que los oficios artísticos, corporales, manuales o creativos no valen. Mucho menos en el día de la mujer.

 

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