Odio viajar por carretera. O más bien: odiaba viajar por carretera por culpa de La Línea. Ese tramo que parecía de nunca acabar. Eterno, como hecho con fractales. En los primeros viajes de Bogotá a Cali teníamos más o menos diez y siete años mi hermano y yo. Mis papás, por falta de plata o...