Desde que soy mamá tengo una fantasía recurrente, un deseo, una utopía, quizás una extravagancia: DORMIR, así con mayúsculas. Solo escribir la palabra y se me hace sueño a la boca. Es tal vez, lo que más extraño de mi vida pre-mamá. Ahora duermo, claro, ni más faltaba, pero ese dormir profundo, ese dormir de...