Ayer me fui a almorzar con una amiga. Nos comimos una ensalada de quinua inverosímilmente rica, teniendo en cuenta la insipidez del famoso cereal y dejamos que por tres horas el torrente de nuestras historias recientes se nos desmoronara por la boca. Después de reírnos, reflexionar y aguar los ojos nos fuimos a caminar con...