Educación sentimental: 6 consejos para mi hija

Educación sentimental: 6 consejos para mi hija

Nadie experimenta en cabeza ajena, así que estos consejos probablemente quedarán sólo en el papel, pero al menos los dejo por escrito por si algún día Aurora los quiere leer.

1. Aprende a cocinar desde muy joven. El amor se conquista por la panza. Pero no el amor de ningún otro, sino el más importante: el amor propio.

Mejor pasar las tardes de aburrimiento o de despecho saboreando una deliciosa torta recién salida del horno que alimentando tu depresión con la patética opción de pedir un domicilio.

Suena el timbre, llega el muchacho de la moto, le abres envuelta en una pijama dos tallas grandes y con el delineador corrido, pareces un oso panda:

-La propina es voluntaria.

Te dice emparamado por la lluvia y con unos ojos tan tristes que te dan ganas de ponerte a llorar con él.

Cierras la puerta y miras el pedido que te acaba de llegar, el alimento para reponer tu ánimo: una caja de pizza deforme escurriendo agua. Si antes estabas deprimida, ahora te vas a sentir completamente derrumbada.

Así que ¡Alegría! abre tu libro de recetas o busca una buena en san google. Mejor aún si es con chocolate, el antídoto por excelencia para las penas de amor y de no amor. Para cuando estés terminando el postre, hecho por ti, con tus manos y tu sazón, ya esos desasosiegos y preocupaciones parecerán pequeñas hormiguitas insignificantes que se van perdiendo entre la arena y tu foco de atención estará más bien en las calorías que acabas de ingerir y en todo el abanico de posibilidades para quemarlas.

2. No sobrevalores la belleza. Primero y afortunadamente, no todos tenemos los mismos gustos, así que lo que te parecerá tan bonito podrá no serlo para otros y viceversa. Tampoco te comas el cuento de la belleza interior, ese es sólo un lugar común y de los más aburridos que se han inventado. Pero eso sí, dale su trono al sentido del humor. No hay hermosura que compita con el garbo de hacer reír. Y ese don si es muy difícil de conseguir porque no hay gimnasio, crema, rutina o tratamiento que te lo pueda regalar. Ojalá el hada madrina te lo conceda, y si no, aguza el ojo, el oído y la labia para irlo desarrollando como puedas desde temprana edad.

3. Duda, siempre duda de las cosas que se te presentan con la etiqueta “Para toda la vida”. Hay que tomarlas con pinzas, la vida cambia y no necesariamente es bueno algo que pretende permanecer igual y estático, a pesar del fluir natural de la existencia. Particular atención a tatuajes, piercings, y promesas de amor perpetuo. Con el tiempo, ninguno de los tres conserva su primor inicial. Pero al menos para los tatuajes y los pierciengs existe el bendito laser.

Un tatuaje en letras góticas que representa el Ying y el Yang ¿qué carajos te va a importar el Ying y el Yang cuando tengas 80 años y veas en tu brazo arrugado esa marca desteñida de locura adolescente? Una perforación de nariz a los 18 ¿será que te gustará igual a los 50?

Uno que te asegura que te va a querer por siempre, como si fueras una piedra fosilizada  y que piense que con eso ya hizo la tarea, a cruzarse de brazos.  Qué aburrido,  mejor alguien que no te prometa nada, pero que te haga reír mientras dure, y si ese “mientras” se va alargando en el tiempo y se vuelve un toda la vida, mejor aún.

4. Cree en el ratón Pérez, el hada madrina, unicornios y duendes buenos. SI EXISTEN, a pesar de lo que te digan algunos niños o adultos. Sólo que esos seres en su infinita sabiduría prefieren irse retirando poco a poco del panorama humano cuando superamos los años de la infancia. Vivir en el anonimato y no mezclarse con los adultos es su lema. Para cuando cumplas 11, ya se habrán casi desvanecido de tu mente y es justo que así sea. Para ellos es mucho más cómodo que ya en plena adolescencia estemos convencidos de que son mentiras, así se evitan un montón de trabajo extra y complicado.

El hada madrina, por ejemplo, una cosa es cumplirle los deseos a una niña de 8 años, que por difíciles que parezcan, generalmente se resuelven con  un juguete aparatoso (made in China) o exceso de azúcar: una torta gigante, una fuente de caramelo. ¿Pero qué clase de disparates le podría pedir a la abnegada hada una adolescente? ¿menos granos, más puchecas? Ni en China podría el hada  encontrar este tipo de regalos. O supongamos, el afable Pérez, para él  es mucho más realizable cambiar dientes de leche por monedas. Qué tal que tuviera que premiar con regalos las diferentes mutaciones de la pubertad ¿qué tendría que dejar a cambio, la última X-box, el iPhone 7? si el pobre es sólo un ratón.

5. Para encontrar el amor, afortunada o desafortunadamente, no tienes que hace absolutamente NADA. Eso es bueno y es malo. Bueno, porque es de las poquísimas cosas que llegan a nuestra vida sin que hayamos tenido que mover un dedo para conseguirlas, así de simple. Y es malo por los mismo, porque nada de lo que hagamos, ningún esfuerzo mental, físico o estético nos puede garantizar como resultado encontrar el amor. Así que mi consejo es: como no depende de ti, no te preocupes.  Relájate que mientras lo encuentras puedes hacer tantas cosas tan o quizás más divertidas que enamorarte.

6. A la hora de maquillarte: con buena luz por favor. Húyele  a las penumbras y las luces de quirófano de algunos baños. Evita sorpresas cuando sales a la luz pública. Caminas, todos los ojos te siguen, te sientes como una venus.  Por casualidad ves tu reflejo en el espejo de un carro  y, horror,  has quedado como David Bowie en sus épocas setenteras, lo cual no es malo, pero si tienes sólo 16 años y no vas para una fiesta de disfraces, sino para el colegio, puede ser un poco exagerado.

 

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