Inocencia financiera

Educación financiera

A los cinco años me gustaba la plata. Me gustaban las caras y los dibujos de las personas impresas en los billetes. Verdes, azulosos, rosados desteñidos. Un tipo triste de capul trasquilado y dedos largos con un globo terráqueo en la mano me miraba desde la lejanía de otros tiempos a través del billete de veinte pesos. Era El Sabio Caldas. Me fascinaba. Me topaba con sus ojos lánguidos cada vez que abría mi billetera roja de Hello Kitty. Ahí lo tenía guardado como billete de la buena suerte. Y Policarpa Salavarrieta, mi preferida. La encontré por casualidad en un...

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