La Línea

Esa carretera colombiana de nunca acabar.

Odio viajar por carretera. O más bien: odiaba viajar por carretera por culpa de La Línea. Ese tramo que parecía de nunca acabar. Eterno, como hecho con fractales. En los primeros viajes de Bogotá a Cali teníamos más o menos diez y siete años mi hermano y yo. Mis papás, por falta de plata o rezagos del espíritu aventurero de su juventud apenas vivida pocos años atrás, preferían siempre coger carretera. Llenábamos la bodega del carro a reventar con revistas, muñecos, juguetes y cobijas, como si estuviéramos partiendo a colonizar un nuevo mundo. Y en cierta medida así lo era,...

Una mamá verde

Una vieja verde

Mi abuela era reacia a visitar fincas, casas de campo, cabañas, cabañuelas, carpas y cualquier edificación rústica en la que...

porteo feliz

Porteo feliz

Hay muchas cosas que uno hubiera querido saber antes de ser mamá para haberlas aplicado después de la maternidad. Una de las...